“Hacer leve la tierra” es el título de la obra creada por Javier Riera. El artista ha encontrado inspiración en el libro El aire y los sueños, donde Gaston Bachelard hace referencia al sueño de vuelo como una transmutación de los valores: “Para volar con la imaginación, nuestro ser debe de convertirse de terrestre en aéreo. Entonces hará leve toda la tierra”.
En palabras de Javier Riera, “En la información que recibimos acerca del calentamiento global y la destrucción medioambiental, a menudo las referencias más llamativas se localizan en lugares lejanos de Europa, como los polos o las selvas milenarias de Latinoamérica. Sin embargo, la desaparición paulatina de los pájaros en nuestro entorno directo no parece apreciarse pese a que diversos estudios científicos estiman que, en los últimos treinta años, el número de pájaros de especies comunes de Europa se ha reducido un 57 por ciento”.
“Al grave perjuicio ecológico -continúa Riera – se añade la perdida de una dimensión simbólica fundamental de nuestra psique que tiene, desde tiempos ancestrales, un imaginario intenso en relación con los pájaros y el mundo metafórico que generan. El vuelo, la elevación o la caída, la ligereza concedida por las alas, la capacidad de atravesar la amplitud del cielo o la migración con las estaciones han movilizado intensamente la mente y las emociones del ser humano desde sus inicios. Los pájaros son parte de la historia de la poesía, la literatura, la pintura y la música, porque están en el imaginario colectivo como un elemento de movilidad simbólica profunda. Si su presencia es parte de nuestro modo de no sentirnos aplastados contra la tierra, su ausencia nos abandona a nuestra propia gravedad sin límites; es la mutilación silenciosa de una parte esencial de nuestra intimidad, aquella que aún concibe al ser humano como parte de la naturaleza”.
En su trabajo, Javier Riera busca generar una experiencia que califica como “resonancia”. La sinergia entre dos lenguajes visuales aparentemente opuestos como son la precisión de la geometría y la irregularidad del paisaje y que, sin embargo, dan lugar a un tipo de armonía sutil y reveladora. Así, Riera entiende la geometría como un lenguaje natural anterior a la materia y explica que, cuando encuentra la geometría adecuada para un lugar, esta se convierte en la llave que abre una experiencia de visibilidad transformadora, mostrando una dimensión de ese espacio que antes permanecía oculta. Los dibujos con los que trabaja han sido realizados siguiendo números áureos, secuencias de Fibonacchi y otras relaciones numéricas presentes en la naturaleza.