Sincronicidad

Sincronicidad_Cartel

Mi trabajo se basa en proyecciones de luz con forma geométrica realizadas directamente sobre la vegetación y el paisaje. Me desplazo a espacios naturales, elegidos previamente, con el material y los medios necesarios para llevar a cabo intervenciones lumínicas que, por su propia naturaleza, son efímeras. Utilizo la fotografía como medio de registro y difusión de lo sucedido.

La relación entre geometría y paisaje ha sido tratada ampliamente, desde los inicios del siglo XX, en arquitectura y escultura. En ambos casos el material que conforma la geometría tiene una consistencia física que viene dada por la materialidad de esos medios. En mi trabajo es importante el hecho de que la materia que dibuja y da forma a esa geometría sea un elemento tan intangible como la luz.

Investigo sobre una cualidad física sutil en esa relación, que calificaría como resonancia, por ser este término el que mejor refleja el efecto que espero obtener de la superposicioń de dos lenguajes visuales aparentemente tan opuestos como son la precisión de la geometría y la irregularidad del paisaje. Todo lo que ocurre en el paisaje puede ser descrito y explicado con matemáticas, física y geometría, es así también en los aspectos de energía no visible pero cuantificable. Creo que existe algo así como un diseño energético de lo material, que puede ser atisbado a través de la geometría. Es por ello por lo que de esa relacioń entre geometría y paisaje, se desprende una armonía potencialmente reveladora de aspectos ocultos de la realidad.

Trabajo directamente en la naturaleza. Aquello que busco precisa de una experiencia en el espacio y tiempo reales del paisaje. Manipular una imagen en el ordenador es algo que no entra en mis intereses. Cuando estoy en un espacio determinado siento e interpreto lo que está sucediendo, busco la representación de algo intangible que está latente en los espacios en los que trabajo y que, a mi modo de ver, se precipita o se ve representado por mis intervenciones, abriendo la visibilidad a dimensiones de lo real que antes permanecían ocultas. La geometría se convierte así en la llave que abre esa visibilidad.

Lo que el espectador puede ver en las proyecciones que se muestran en la sala son tres secuencias de imágenes que registran los cambios experimentados por la luz, que evoluciona, hacia el amanecer o el anochecer, sobre las intervenciones lumínicas en el paisaje. Cada secuencia es un recorrido de unas 120 imágenes, entre la imagen quemada por saturación de luz , la conformación del paisaje y la aparición o disolución de la forma geométrica sobre el mismo. El diafragma y la velocidad permanecen constantes en todo el proceso de registro fotográfico, con el fin de garantizar el aspecto mecánico del mismo. Las secuencias se muestran como tres sucesos que merecen ser observados simultáneamente. El título de la exposición “Sincronicidad”, hace referencia al concepto definido por Jung como “coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre si de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar”1 . El término se refiere especialmente a fenómenos de simultaneidad entre una experiencia psíquica y un acontecimiento exterior de igual significado o simbolismo, sin que ambos (experiencia psíquica y suceso externo) tengan ninguna relación de causa. Los fenómenos de sincronicidad son frecuentes en determinados momentos y estado de las personas, y se comportan como si respondieran a una sintonización o a la afinación de un instrumento, de nuevo viene al caso la palabra resonancia.

En el paisaje la luz y el tiempo están indisolublemente unidos, la luz solar cambia a cada momento y las diferencias se acentúan al principio y al final del día. A menudo trabajo al anochecer o en lo que se ha llamado la hora mágica, es decir el periodo de tiempo que transcurre desde el momento en que el sol desaparece hasta que la noche cae por completo. El paisaje atraviesa una dinámica muy particular en esos periodos: la luz cambia muy deprisa, suele haber variaciones notables en la temperatura y el viento, algunos animales desaparecen y otros comienzan su jornada vital, mostrándose más visibles en ambos casos. La mirada comienza a asomarse a las grandes distancias espacio-temporales al comenzar a hacerse visibles las estrellas. Es también el momento en que es posible la convivencia de dos luces, la que proyecto y la luz natural que todavía está en el ambiente.

Las cianotipias presentes en la exposición son un modo de hablar de esos sucesos simultáneos. Técnicamente están realizadas con una emulsión fotosensible sobre papel de grabado, y se han agrupado formando dos libros que el espectador puede manipular pasando las páginas. Suponen por tanto una narración hecha de fragmentos con aspecto de positivos y negativos fotográficos, imágenes quemadas por la luz o sumergidas en sombra, geometrías, retazos de paisaje y elementos que denotan la presencia de los animales como alas de buitre, astas de ciervo o la propia imagen del animal atisbado. La experiencia con los animales en la naturaleza es difícil de explicar con una cámara fotográfica, que en el mejor de los casos hace poco más que lo que llamamos una “captura” de su imagen. Las cianotipias con su tono azulado y su lenguaje de luz y sombra convierten la imagen natural en representación, en dibujo, donde lo emocional puede fluir sin confundir el espacio real y el imaginario.

Ambos trabajos, las secuencias proyectadas en vertical y la horizontalidad de los libros suponen una investigación acerca del modo en que las imágenes se conforman en nuestra mente y permanecen en ella durante un tiempo. En algún momento se fijan o se desprenden de nuestra conciencia, que se apoya de forma muy básica en ellas. En ambos trabajos hay referencias al proceso tradicional de revelado, que se define por un elaborado control en la emergencia de la imagen, que toma forma en medios líquidos bajo una luz roja cuya radiación no afecta al proceso. Revelar es, etimológicamente, retirar el velo que impide ver algo, pero en este caso descubrir es lo mismo que generar la imagen, que en su origen está en algún lugar indefinido, fuera del tiempo y de la luz tal y como la entendemos, y se hace presente, se desprende o se precipita a través de la mente y su devenir temporal.


 

  1. Obra completa de CARL GUSTAV JUNG. Volumen 8. La dinámica de lo inconsciente: sincronizadas como principio de conexiones acausales. Sobre sincronizadas. Páginas 436, 849. Madrid: Trotta, 2004.

 

Sincronicidad, Domus Artium 2002 Salamanca

Javier Riera indaga en la luz y en la naturaleza en el DA2